Fotografía: AFP


Con el cierre de dos aeropuertos, la evacuación de un importante hospital y sus principales vías cortadas, Houston, la principal ciudad de Texas, sucumbía este domingo a las inundaciones sin precedentes causadas por la tormenta Harvey, que deja al menos cinco muertos.

Mientras tanto, en la costa texana, la primera en ser golpeada en la noche del viernes por Harvey cuando aún era un huracán de categoría 4 -en una escala de 5- muchos evaluaban los daños dejados por este fenómeno, el más fuerte en azotar Estados Unidos desde 2005 y a Texas desde 1961.

"Me quedé durante toda la tormenta (...) vi la destrucción pasar, los techos de las casas volar, los árboles caer, fue horrible", comentó John Moraida, habitante de Victoria, al suroeste de Houston.

Cerca de él, Teresa Reeder enumeraba sus preocupaciones: el agua, la electricidad "para los refrigeradores, la comida y que todo el mundo esté bien de salud".

Pero hay otro tema que también les mantiene en tensión: las inundaciones que pueden ocurrir en los próximos días en la costa cuando el agua baje de los poblados del interior, donde Harvey, ya degradado a tormenta tropical, permanece casi estacionado.

 

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"Este fenómeno no tiene precedentes y la totalidad de su impacto es aún desconocida y puede ir más allá de todo lo ya experimentado", escribió en Twitter el Servicio meteorológico nacional (NWS), que había advertido que la amenaza de inundaciones "catastróficas" y "potencialmente mortales" persistirá varios días.

La región de Houston/Galveston ha recibido más de 60 cm de lluvia en las últimas 24 horas, según el NWS.

"La situación es grave y va a empeorar", advirtió el gobernador de Texas, Greg Abbott, en la cadena Fox News, asegurando que los daños ascienden a "miles de millones de dólares".